Lo supimos desde el primer momento que llegamos allí. Bodegas Lalanne era ese
lugar mágico y especial donde teníamos que celebrar nuestra boda. La bodega, el
patio, el jardín… era todo perfecto. Ese toque de romanticismo y elegancia, y su
pedazo de historia nos cautivaron al instante.
Además de este lugar tan fascinante, contamos con el trabajo de Leonor y su
equipo y del Grupo Mas Farré, que son grandes profesionales con años de
experiencia y consiguieron que todo saliese perfecto. A Leonor no se le escapaba
detalle, podemos decir que fue como una wedding planner que nos guio en cada
paso y nos ayudó a tenerlo todo organizado. El día de la boda ahí estaba, junto con
su hermana Laura pendientes de cada paso, de cada detalle haciendo que todo
encajase y saliese perfecto.
El resultado fue, mucho mejor de lo que hubiésemos podido imaginar. Soñábamos
con la boda perfecta, pero tenemos que reconocer, que la realidad supero con
creces nuestros sueños. Cada vez que recordamos ese día o que vemos nuestras
fotos, nos inunda la felicidad y nos transportamos a esos momentos mágicos. Y qué
decir de nuestros invitados, quedaron encantados con todo; el lugar especial, la
comida riquísima y la organización al detalle. Y nosotros, deseando volver y
disfrutar de otra celebración en la bodega.