«El día que nos reunimos con Leo para que nos enseñara las bodegas y nos explicara las opciones que teníamos para celebrar nuestra boda nos fuimos con una sensación muy buena. Lo primero que sentimos fue seguridad. Seguridad de que todo saldría genial porque tanto Leo como Laura son dos profesionales que tienen las cosas muy claras y organizadas. Así que esa tranquilidad fue el primer punto positivo. El segundo podemos decir que fue el cariño que transmiten para que todo salga perfecto, para que cada detalle cuente. Preocuparse para que reine la felicidad, la seguridad, la tranquilidad y el amor durante los preparativos y durante el mismo día de la boda. El tercer punto positivo fue el entorno: las vistas de las viñas, las acogedoras bodegas, el encantador patio, el impresionante pasillo de bambú, el precioso y cuidado jardín, los limpísimos baños, y por último, el elegante comedor.
Así pues, podemos decir que fue una magnífica elección celebrar la ceremonia de la boda en el jardín de las bodegas Lalanne. Es cierto que si no hubiera hecho sol estábamos bien tranquilos porque la opción de hacer la ceremonia dentro de las bodegas también era una bonita solución, es decir, ¡incluso el plan B era maravilloso! Y, para nosotros lo más importante, todos/as los/as invitados/as estaban encantadísimos con el lugar igual que nosotros, que nos sentimos como si estuviéramos en nuestra casa y Leo y Laura fueran de la familia.
Solamente nos queda decir, gracias a todos/as los/as que hacéis posible que los sueños se cumplan y que un precioso recuerdo reine en nuestros corazones para siempre.
Con mucho cariño,
Alejandro Arnal y Carme Domènech»